Tal y como el Universo es vibración, cada frecuencia de esas vibraciones corresponde a un estado de ánimo y sentimiento.
La felicidad o la tristeza son en definitiva, distintas frecuencias de la mente.
Cuando cantamos Mantras elegimos invocar el poder positivo de las sílabas o palabras que pronunciamos.
Al cantar generamos una frecuencia vibratoria dentro del cuerpo y nos convertimos en un imán que atraerá las vibraciones correspondientes a las que irradiamos desde nuestro cuerpo y pensamiento.